¡¡Cuánta información!! Vale, vale, ahora lo explico todo poco a poco.
Jose Luis: Comenzaré contando que mi amigo Jose Luis está visitándome (y haciendo turismo de paso, claro está) durante estas dos semanas. Llegó el viernes y al día siguiente ya me acompañó de aventura por Tokyo.
Una prueba de que "el Peri" está en Japón.
Asakusa: El barrio de Asakusa es otro de los grandes atractivos de Tokyo. Considerado uno de los más tradicionales, es posible encontrar rickshaws (el típico carrito llevado por un hombre con el que se puede pasear de forma relajada), templos y otros elementos asociados con el Japón antiguo. El fin de semana en cuestión celebraban algunos eventos festivos, entre los que destacaba una exhibición de yabusames (ver nota siguiente) en el Parque Sumida.
Yabusame: Los yabusames son los arqueros a caballo japonés. A comienzos del periodo Kamakura (s. XII) el shogun Minamoto no Yoritomo se propuso reforzar las habilidades con el arco de sus samurais, creando esta tradición militar. El disparo en carrera, unido a la dificultad de cargar correctamente la flecha mientras el yabusame se aproxima al objetivo, hace de esta práctica samurai una de las más complicadas.
Marco, Jiayu y Alin: Marco y Jiayu son dos postdocs en el IPMU (por si se ha olvidado alguien, el lugar donde estoy trabajando). Marco es italiano y Jiayu china. Por otro lado, Alin es la novia belga de Marco (así escrito suena a que tiene novias de otras nacionalidades, ¿verdad?), que está pasando unos días en Japón.
Y tras la introducción, allá van unas fotos de arqueros a caballo japoneses:
La exhibición contaba con cierto toque competitivo. Los yabusames recorrían una larga línea al galope mientras disparaban sus flechas sobre tres dianas colocadas a lo largo del camino. El objetivo, por supuesto, era acertar en las tres dianas. Junto a cada una de ellas había un grupo de "jueces", señores vestidos con atuendos tradicionales, que se encargaban de señalar los aciertos. No puedo evitar añadir que me recordaban a los jueces de Humor Amarillo (programa conocido en Japón como Takeshi's castle).
En toda la mañana sólo una persona conseguió acertar en las tres dianas. Los demás acertaron todos en la primera, unos cuantos en la segunda, pero ninguno en la tercera. La escena más repetida consistía en un yabusame, montando su caballo a toda velocidad, gritando mientras intentaba preparar una flecha entre diana y diana y... no dándole tiempo a ello.
A destacar que entre los yabusames había una mujer, que recibió unos aplausos muy especiales por parte del público. Consiguió acertar en dos de las tres dianas.
Tras la exhibición Jose Luis y yo fuimos a ver los lugares emblemáticos de Asakusa:
Por la noche, volvimos a reunirnos todos juntos para comer ramen. Además, Melina (¡ver entrada pasada para conocerla!) se nos unió en la desgustación de esta delicia en uno de los restaurantes mejor considerados en todo Tokyo para ello.
Tras cenar y disfrutar de un izakaya, Melina, Jose Luis y yo nos disponíamos a ir de fiesta a Roppongi, un distrito sobre el que os hablaré en un futuro cercano (¡espero!). Sin embargo, un ligero retraso intentando coger el tren que nos llevaba hasta allá nos retuvo en Ueno, donde encontramos una fuente de diversión alternativa en un karaoke. Genial. Echad un vistazo a la sección de "Curiosidades Niponas" si queréis saber más sobre esta forma tan japonesa de divertirse.
Y como ya viene siendo tradicional, allá va el enlace con las fotos de la jornada:
Curiosidades niponas: El karaoke
Una de las diversiones preferidas por los japoneses es el karaoke. Inventado por ellos en los años 70, este famoso entretenimiento es la forma en que unos y otros terminan una noche de fiesta, sin que haya distinción por edad. Tanto los jóvenes como los no tan jóvenes tienen sus salas de karaoke favoritas para el fin de semana.
Sin embargo, no nos engañemos pensando que los karaokes japoneses son fiestas multitudinarias. Todo lo contrario. Las salas de karaoke cuentan con habitaciones privadas para grupos, que pueden encerrarse por horas cantando sus canciones favoritas. La lista para elegir es larguísima, y aunque la mayor parte consiste en canciones japonesas, es muy difícil no encontrar música occidental de nuestro gusto. Por ejemplo, en el karaoke en el que Melina, Jose Luis y yo estuvimos fue fácil encontrar desde The Beatles hasta Iron Maiden (lo siento, no encontré canciones de Manolo Escobar).
Por otro lado, las habitaciones tienen un teléfono con el que se puede pedir comida y bebida (alcohólica si se desea). En un instante un empleado llega con lo ordenado, lo que inmediatamente se añade a la cuenta de la habitación. Esto es genial si se pretende pasar un buen rato.
El único "pero" que le veo al karaoke es su elevado precio. No se paga por habitación/tiempo, sino por persona/tiempo, y en ocasiones puede salir por un ojo de la cara. En cuanto disfrute de más karaokes (lo que los físicos llamamos "tener más estadística") os diré si fue un hecho aislado o si todas las salas resultan tan costosas.
Un saludo desde Japón. Os espero en la próxima entrada de Japolino, el blog de Avelino.
1 comentarios:
Eres bueno tio, eres muy bueno
Te lo tienes que estar pasando alucinante, nosotros para estar a tu altura te diré que esta noche nos vamos a cenar a un Japo, jejeje
Un saludo desde mu lejosssss
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