lunes, 25 de mayo de 2009

Inventos de gran utilidad

Una de las cosas que más me está llamando la atención en este viaje es la gran cantidad de ideas ocurrentes que los japoneses han hecho formar parte de su día a día. Me refiero a pequeños inventos que facilitan la vida y que ellos asumen como algo normal... pero que nosotros jamás hemos visto.

Aunque por su temática esta publicación podía formar parte de un "Curiosidades niponas", considero más acertado extenderme un poco con una entrada completa. Vamos allá.

Señalización para invidentes

¿Cómo saben los invidentes por dónde caminar por la calle? Si me equivoco suplico que me corrijan, pero siempre he entendido que lo hacen siguiendo pautas que han aprendido por uso repetido de los mismos caminos. Además, si se ayudan con perros lazarillos y un bastón para evitar tropezar con obstáculos, pueden realizar cualquier desplazamiento cotidiano. No obstante, imagino que lanzarse a la aventura por zonas desconocidas puede ser algo más complicado, pues la falta de referencias pasadas dificulta todavía más encontrar el camino.

En Japón han pensado en este posible problema y han inventado una forma de solucionarlo. Tanto las grandes ciudades como los alrededores están llenos de unas curiosas líneas amarillas recorriendo las aceras.





Tras unos días sorprendido por la presencia de estas curiosas líneas, con sus cruces y todo, me informé. Son indicaciones para guiar a las personas invidentes y facilitarles los desplazamientos. Al contar con cierto relieve, que cambia según llegan a un cruce o se encuentran frente a un paso de cebra, resulta muy sencillo seguirlas sabiendo en todo momento por donde ir. Todo un acierto.

Además, estas señalizaciones cuentan con una impresionante red. Es raro encontrar una calle significativa que no cuente con ellas. Obviamente en callejones o zonas residenciales de pueblos apartados pueden estar ausentes, pero no faltan nunca en los puntos clave, donde el tránsito de peatones es más elevado.



Un aplauso por este invento.

Suica

Otro invento del que estoy enamorado es la Suica. Consiste en una tarjeta recargable con la que uno puede pagar en muchos sitios. Principalmente es posible usarla en el transporte urbano (taxi, tren o autobús), así como en muchas tiendas y establecimientos. También puede emplearse para pagar en gran cantidad de restaurantes o para pagar las bebidas en una de las mil millones (o más) de máquinas expendedoras que hay en Japón.

Me gusta tanto por su simplicidad como por la facilidad que supone emplearla. Por ejemplo, cuando llegué tenía algunos problemas averiguando el precio del billete del tren cada vez que iba a Tokyo, puesto que dependiendo de la estación uno paga una cantidad diferente. Con la tarjeta Suica uno se limita a pasarla por un lector en la estación de salida y otro en la estación de llegada y la propia máquina, automáticamente, calcula que cantidad debe restar a tu "cuenta Suica". Más fácil (¡y rápido!) imposible.

Oh, Suica de mi corazón...
Oh, Suica de mi corazón...


Cargar la tarjeta con dinero es bastante sencillo, pues basta con detenerse un instante a la entrada de la estación de metro o tren y usar una de las máquinas disponibles. Aunque ése suele ser el método habitual, también es posible hacerlo en muchos otros sitios, como por ejemplo en la cafetería del campus en el que trabajo, que además de aceptar Suica facilita la vida poniendo una máquina para recargarla a la entrada.

Conviene aclarar que hay alternativas a la Suica. Por ejemplo, la tarjeta Pasmo es muy popular también en el área de Tokyo. Realmente, todavía no he encontrado un lugar en el que una de las dos sea válida y la otra no, aunque tengo entendido que lejos de Tokyo la Pasmo pierde su utilidad mientras que la Suica sigue siendo válida. Os lo diré cuando vaya a Kyoto.

Secador de paraguas

Ya en mi primer día de trabajo en el IPMU (Institute for Physics and Mathematics of the Universe, ¿os he hablado de él?) tuve que hacer uso de otro de estos "inventitos" tan convenientes. Se trata de un sencillo secador de paraguas a la entrada del edificio. Uno se limita a meterlo en el secador y en escasos segundos la corriente de aire caliente en su interior se encarga de dejarlo preparado para entrar al edificio sin dejarlo todo empapado.

Los paraguas mojados tienen sus días contados en la Universidad de Tokyo.
Los paraguas mojados tienen sus días contados en la Universidad de Tokyo.


Además, por si esto fuera poco, al lado del secador hay otro inventito para meter el paraguas en una cómoda bolsa. En el caso hipotético de que no haya quedado seco del todo, esta nueva idea completa el invento.

Máquinas expendedoras

Japón es el paraiso de las máquinas expendedoras. Es increible la enorme cantidad de máquinas que uno puede encontrar. Uno puede comprar desde...
  • Refrescos
  • Zumos
  • Café frío
  • Café caliente
  • Tabaco
  • Helados
... hasta cosas algo más exóticas. De hecho, me han contado que incluso existen máquinas en las que uno puede comprar braguitas usadas, aunque no he encontrado ninguna todavía (¡¡ni las estoy buscando, eh!!).





De día o de noche, aisladas o en grupo, las máquinas expendedoras están por todas partes.


Lo curioso de estas máquinas es que suelen hallarse en cualquier parte. Desde calles con un gran tráfico de personas como en remotos rincones en un bosque de una villa oculta (como Kashiwa o Nagareyama). Además, los precios son los mismos que en cualquier tienda y es posible comprar usando Suica.

Aunque es posible encontrar este tipo de máquinas en otros países (España, sin ir más lejos), la extensa presencia que tienen en Japón hace de ellas otro gran invento japonés.

Me dejo alguno en el tintero. Ya os hablaré de ellos en próximas entradas.
¡Hasta entonces amigos de Japolino!

2 comentarios:

Kanon51000 dijo...

Grande Ave, como te va?
Hacia tiempo que no me pasaba, pero el trabajodel cole me tiene consumido.
Molan los inventos, por cierto lo de los ciegos está en la estación de Metro de Bailen aqui, que copiones somos

Avelino dijo...

Pues no tenía ni idea. Vaya, pues no está mal copiar las cosas que son buenas.

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