miércoles, 24 de junio de 2009

Kyoto y Nara

Hola amigos. Bienvenidos de nuevo al blog de Japolino.

Si hay algo en Japón que recomiendo hacer al menos una vez en la vida es visitar la ciudad de Kyoto. Tradicional, elegante, histórica y en perfecta armonía con la naturaleza, la antigua capital de Japón está considerada como la más bonita ciudad en toda la nación, con un legado cultural que pocas ciudades en el mundo pueden igualar.

Tras los comentarios de varios compañeros, de mi jefe y de algunos otros amigos, visité Kyoto del 12 al 15 de junio, tomándome un breve descanso de la rutina diaria. Además, aproveché para tachar uno de los puntos en mi lista de "things to do before leaving Japan", entre los que el viaje a Kyoto se había ganado un puesto de especial relevancia.

Dada la proximidad aproveché una mañana para acercarme a la encantadora ciudad de Nara, la cual también cuenta con el título de antigua capital de Japón, pues precisamente fue la que precedió a Kyoto allá por el siglo VIII, siendo la primera "capital estable" del imperio. Desde entonces y hasta la restauración Meiji a mediados del siglo XIX, Kyoto fue la residencia de la familia imperial y, por lo tanto, la capital oficial de Japón.

Como esta entrada podría ser alarmantemente larga (¡hice tantas cosas en cuatro días!) me limitaré a presentar algunos de los lugares más impresionantes que visité, haciendo algunos comentarios sobre ellos y mostrando las mejores fotos que mi humilde cámara puedo obtener.

¡Vamos allá!

Santuario Shimogamo

Kyoto cuenta con más de 2000 templos y santuarios. La diferencia entre santuario y templo es que los santuarios son sintoístas (la religión original de Japón) mientras que los templos son budistas (una religión importada de la India a través de la influencia China). El primero de estos sagrados lugares en mi intensa visita fue el santuario de Shimogamo, patrimonio de la humanidad según la UNESCO.







Santuario Fushimi Inari Taisha

Los santuarios sintoístas cuentan con un arco muy característico, la torii, que los diferencia. Todos suelen tener uno o varios, indicando la entrada y marcando el umbral entre el exterior del santuario, lo profano, y el interior, donde habita un dios. Por otro lado, los santuarios dedicados al dios Inari suelen tener muchos toriis, formando pasadizos que se adentran en la naturaleza. El Fushimi Inari Taisha es un ejemplo clarísimo de ello.











Baste con señalar que, desde la cima alcanzada con sangre, sudor y lágrimas, me costó unos 15 minutos (bajando escaleras a gran velocidad) volver al inicio del santuario. Agotador pero espectacular.

Templo Eikan-do

Este templo, que inicialmente no planeaba visitar pero que venía "de paso" en mi camino a Ginkaku-ji, fue toda una sorpresa para mí. Al contemplar la paz del lugar no pude evitar pensar... en lo bien que se viviría en lugar así con años por delante para estudiar física.











Nota sobre el comentario previo: aunque inmediatamente pensé que al final me aburriría, ciertamente el pensamiento pasó por mi cabeza.

Templo Ginkaku-ji

Uno de los lugares más visitados de Kyoto, el llamado Silver Pavilion, constituye una cita obligada. Aunque la estructura no es realmente de plata, la luz reflejada sobre el edificio puede dar esa impresión. Estamos ante otro patrimonio de la humanidad.









Templo Kinkaku-ji

Mi favorito, este fantástico templo es también conocido como el Golden Pavilion, y en este caso sí que podemos decir que se ajusta a la realidad, pues el edificio central del templo cuenta con un recubrimiento de oro. Aunque el original se quemó en 1950 por la locura de un monje enajenado, la reproducción del original tiene toda la belleza que uno puedo imaginar.







Templo Kyomizu-dera

Otro de los grandes templos de Kyoto, con la terraza de su edificio central colgando de la montaña. Las vistas de la ciudad de Kyoto y el entorno natural son impresionantes.









Gion

El distrito de Gion es famoso por ser el más tradicional de Kyoto. Además de conservar los edificios del siglo XIX y contar con numerosos lugares fantásticos, es fácil ver alguna geisha paseando por sus calles. Por si esto fuera poco, el distrito cuenta con la calle Shimbasi-dori, cuya prolongación Shirakawa Minami-dori está considerada la calle más bonita de toda Asia por su aspecto cuando los cerezos están en flor.











Nara y el Templo Todai-ji

La gran atracción de la ciudad de Nara es el templo Todai-ji, en cuyo edificio central se encuentra el Daibutsu, la estatua de Buda más grande de Japón. Además, esta impresionante construcción, otro patrimonio de la humanidad, es el edificio de madera más grande del mundo. Por el camino, el parque de Nara cuenta con numerosos ciervos que lo habitan desde hace mucho tiempo.









Para más fotos de estos y otros lugares os recomiendo visitar las siguientes galerías en Facebook:


Lo dicho, fantástica ciudad. Muy muy recomendable.

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