Sé que suena aburrido, y ciertamente fue mucho menos excitante que un paseo por Akihabara o Shibuya, pero un tranquilo paseo por el parque de Ueno junto con una visita al Museo Nacional de Tokyo puede ser una agradable alternativa.
El sábado pasado me levanté tarde, y tras tomarme el viaje en tren/metro con calma, llegué a Ueno a la hora de comer. Una breve parada en boxes, cargando las pilas con nutritivo ramen, fue suficiente para darme las energías que necesitaría por el resto del día.
El parque de Ueno se encuentra ubicado en la zona noreste de la ciudad, por lo que tradicionalmente ha sido un punto clave para la vigilancia de la antigua ciudad de Edo. Actualmente es uno de las zonas verdes de la moderna Tokyo, siendo el preferido de muchos para la inminente celebración del festival del Hanami, en el que japoneses de todas las edades disfrutan de picnics (con sake incluído) mientras observan como florecen los cerezos. Además, sus museos, templos y auditorios musicales le dan un ambiente cultural muy enriquecedor, que permite pasar un interesante día en familia.
Numerosos tokiotas eligen Ueno para relajarse durante el fin de semana.
En mi caso, tras un largo paseo por la orilla de Shinobazu-ike, un lago interior del parque, y alguna visita a los pequeños templos a su alrededor, me dirigí al Museo Nacional de Tokyo, la galería de arte más importante de la capital japonesa. En el trayecto, realizado en un fantástico ambiente de luz, color y gente, tuve la oportunidad de sacar unas cuantas fotos.
El templo de Benten-do, situado en una isla en el estanque de Shinobazu-ike.
Tanto parejas como familias alquilan barcas con las que navegar en Shinobazu-ike.
El parque de Ueno concentra a numerosos vagabundos, que pernoctan en él de noche... y juegan a shogi de día.
En cuanto al museo, debo admitir que no me impresionó mucho. Y no es porque no fuera un buen museo, sino porque la mayoría de las salas están dedicadas a herramientas antiguas, escritos tradicionales y otros restos de gran valor histórico... aunque poco interés artístico (desde mi ignorante punto de vista). También cuentan con algo de pintura y escultura, pero a diferencia del típico museo occidental, no son la apuesta principal.
El Museo Nacional de Tokyo.
Tras el paseo por los pasillos y habitaciones del museo, y dado que se acercaba la hora del cierre, decidí volver a Kashiwa. El JR (Japan Railways) hasta Kashiwa fue bastante rápido, y pronto me encontraba cenando en un restaurante hindú cerca de la estación. Un rato después, tras la picante cena (¡y eso que pedí nivel "medium"!), tomé el autobús hasta la zona de Kashiwanoha y descansé tras otro día de caminatas.
Os recuerdo que hay muchas más fotos disponibles tanto en los álbumes que he creado en Picasa como en mi Facebook. Aunque os aviso que a partir de ahora las voy a ir colgando únicamente en Facebook, porque me resultaba muy costoso subir las fotos (y poner comentarios y títulos) dos veces. Como novedad, aquí tenéis los enlaces al álbum de esta entrada:
¡Hasta la próxima entrada!